La vida moderna consiste en reprimirse, en alejarse de las panaderías del barrio, en matarse en un gimnasio y en desterrar cualquier recuerdo dulce del pasado. 

Esta muestra nos propone una reflexión sobre una generación nostálgica y a la vez tan perdida. Una generación que añora un pasado de deseo, placer y júbilo desterrado por una rutina de ejercicios y alimentación adecuada, que se han convertido en el ideal de lo que debería de ser un estilo de vida apropiado.

Esta imposición de la sociedad, da lugar a la creación de un cuerpo perfecto, representando nuestra posición social ante los demás, anulando así nuestros instintos más primarios, dando prioridad al deber por el placer.

Una falsa seguridad de sentirse protegido y blindado ante cualquier deseo; un deseo que nos hace sentir culpables.